viernes, 26 de septiembre de 2008 | By: Abril

Carta del León Herido


lunes 28 de mayo de 2007
¿Quién soy yo?. Al cabo del tiempo uno confunde los lindes de la realidad. Porque a veces me figuro que todos tenemos un personaje imaginario, un yo con el que soñamos, unas hechuras que nos gustaría configuraran nuestro verdadero yo, y a mis años y con las dentelladas leoninas que llevo encima, ya no recuerdo si logré lo que logré en la realidad, en mis sueños, o en mis vacíos temporales relacionados con la farmacopea. Ya no lo recuerdo. Mis glorias, mi valentía, un coraje que me dicen los leones que tuve...se me escapan,y cuando miro en el espejito del pequeño baño de mi roulotte, veo tal extrañeza, que dudo de la vida que viví, dudo de la hazañas que llevé a cabo, y temo haber sido este deshecho que me devuelve el reflejo, desde tiempos inmemoriales.
A veces, en mitad de la noche, cuando ya no tengo ni leones para acariciar, oigo ecos de la carpa, entre sombras me llegan vívidos, colándose por los vericuetos de mis cicatrices, y los niños gritan admirados, las bestias rugen, su sonido retumba en mi pecho descubierto, las mujeres me miran soñando con un hombre que garantiza la aventura, con un hombre que ha seguido un sueño y desafía su confort marital a golpe de látigo. Las luces enmarcan el polvo levantado por el espectáculo, un polvo que se convierte con el tiempo en suciedad, que deja de volar inquieto...los aplausos, los apalusos, los apausos. Otra droga más, la única que no puedo conseguir por prescripción médica.
Si no fuera porque yo soy yo, y me habito sin descanso, me preguntaría qué fue de mi vida; me pararía en ocasiones a pensar qué estaría haciendo Ángel Cristo en ése momento, si va a la compra, si compra carne para los leones en una carnicería, si renueva sus productos del baño, si va gente al circo, si fuma, si llora por momentos, si se masturba, si vive más en los recuerdos que cualquier otra vida, si le acaricia alguien recorriendo sus heridas, si se pregunta qué sentido tiene ya todo, si vive, si se ha muerto; si me he muerto...
¿Estoy vivo?¿Existo?. Porque cuando me recuerdo, tengo una imagen y unas sensaciones que sólo cuadran con los ojos cerrados. Hace mucho que no encuentro un sentido a lo que soy. Hace mucho que no tengo una vida que domar. No tiene sentido domar nada sin un público que se impresione de la hazaña. Supongo que la gente está acostumbrada a luchar de manera anónima, sin reconocimiento alguno, pero para mí es tarde. No se me puede pedir que luche si un niño no se va a disfrazar de mí la mañana siguiente a verme, si un león no va a incluir el respeto en su mirada al referirse a mí, Don Ángel, su amo, si los carteles no anuncian que Cristo se enfrenta una vez más a la muerte, a la vida, el más grande espectáculo que jamás se haya visto. Precios reducidos...últimos días.
Todas estas cosas pensaba mientras termino mi cena, una lenguadina, cocinada a medio gas y preparo mi vaso para enfrentarme al silencio. No termino de decidir si me duele más el olvido o el recuerdo.
Qué tristeza es la vida ¿eh?.Y qué hermosa. Hoy voy a dejar una bombilla encendida, la única que no se ha fundido, para ver si se levanta el polvo, y brilla, y por una rendija se me vuelve a colar un poco de gloria.

(Ángel Cristo, de su blog: El León Herido)