domingo, 3 de enero de 2010 | By: Abril

Ya ni me acuerdo...


La media luz lo teñía todo. Vos, como siempre te imaginé, cálido, descontracturado, con ese desparpajo que te hace singular. Yo, ¿para que decirlo? yo me dejaba transcurrir.
Me miraste y notaste enseguida mis temores, me acariciaste el cabello, y con una suavidad inédita me besaste.
Después vinieron segundos de tormenta y pasión, me desconocí en esa vorágine de piernas enlazadas y manos atolondrándose. Nos hurgamos todos los rincones mientras decíamos palabrotas, mezcla de obscenidades y embriaguez.
Subimos y bajamos al ritmo de tu encanto, perdiéndonos en miradas cómplices, y labios encendidos.
Así la noche nos encontró como nos había dejado la tarde, absortos en nuestros cuerpos, recorriéndonos, saboreando cada secreto.
Te fuiste despacito, con una promesa: te llamo, yo ya sabía que el último beso había sido para siempre, igual te sonreí y me quede solo.
Llamé a mi mujer, su monotonía me devolvió la razón: -esta noche no vuelvo, me oí decir, después... ya ni me acuerdo.

(Analía de Laurente)