viernes, 25 de enero de 2013 | By: Abril

Mujer de mirada camaleónica...

Y aquí estoy, respondiendo a todos aquellos que se acercan con camuflaje de amigos para preguntar como estoy por dentro. ¡Cómo voy a estar! En dos palabras: totalmente destrozado, aunque es raro, pues para “estar por dentro” debería tener algo ahí y desde que no estás, nada hay, pues te lo llevaste contigo.

Pensar que insistí tanto para saber las razones de tu alejamiento, de tu desamor, y ahora que las sé, creo que tienes razón. Imbécil es desde hoy mi apodo.

Mi niña de mirada camaleónica, no sabes como pesa el alma cargando la culpa que desde el sábado pasado llevo. Jamás imaginé que en todo este tiempo pude haberte causado tanto dolor, como fui tan imbécil y no ver que con mis estupideces estaba hiriendo fatalmente tu amor. Ciego en mi mundo de confianza exacerbada, me negué a percibir lo que realmente querías y que mis actitudes te dañaban, provocando úlceras en tu alma y que el dolor pudría poco a poco tu corazón y que lo único que se fortalecía era tu orgullo herido por este poco hombre que decía amarte con el corazón, pero que en vez de demostrártelo te castigaba con errores malditos.

Sé que hoy de nada sirve pedirte perdón, pues no lo puedes hacer inmediatamente. Sólo me queda esperar que el tiempo deje de ser mi enemigo y me ayude a mostrarte el camino del perdón. Siento ser repetitivo, pero es verdad que me arrepiento tanto de las estupideces realizadas y propuestas. Sólo pido que busques en tu alma los momentos cargados de felicidad que vivimos juntos, aquellos momentos en que la felicidad pavimentó nuestros momentos de unidad, de complicidad. Sé que te es difícil, pero no es imposible. Sabes que daría mi vida por ti y por Valentina, que mi intención pura siempre ha sido hacerlas felices, darles lo que por años se les ha negado. Sé que me equivoque, pero lo hice amándote hasta las entrañas, sin mala intención, inspirados por tu falta de comunicación, pues sufrías en silencio. Yo puedo ser cada día mejor, pero requiero que estés aquí, inspirando mis cambios, provocándolos. Eres todo lo que busco en este mundo para ser feliz y en el fondo de mi calvario iluminado con la tímida vela de una lejana esperanza, está todavía, un rayo del amor que por mí sentiste al comienzo de esta hermosa historia.

No puedo creer que tiremos por la borda y alimentemos la marea del fracaso después de todos estos años juntos. Déjame ser tu amigo, permíteme acercarme para intentar reencantarte. Quiero rescatar al Pablo que te llenó la cara de risa y el pecho de orgullo y admiración. Sólo tú puedes despertarlo, simplemente con un gesto de solidaridad con mi dolor, con un llamado, con un mensaje que me muestre el camino hasta donde estás. Si necesitas tiempo, tómalo y has de él lo que estimes conveniente. Yo estaré aquí, donde siempre, esperando con mis ojos orientados a tu recuerdo, esperando que permitas a tu corazón extrañarme, aunque sea un poco. Que tu nueva situación (tu sueño cumplido) te entregue la calma para poder mirar al pasado conmigo y descubrir que debajo de tu dolor puedo estar oculto, como un feto, esperando crecer lentamente alimentado con el cordón de la esperanza.

Y si estoy siendo un loco y quiero ver esperanza donde no existe, si mi amor por ti vive en el lado oscuro de la luna y el tiempo sigue siendo mi enemigo, házmelo saber, por favor, será un buen perdedor y asumiré mi exilio obligatorio en el país de la soledad futura, volveré resignado al lugar de donde tu amor, hace casi seis años me rescató para permitirme crecer como hombre y ser quien soy hoy. El único problema es que el hombre que forjaste en mi es un inútil cuerpo sin vida si no esta tu esencia a mi lado.

Que tu mirar encuentre su camino en mi dirección, y si no es así, gracias por intentarlo, gracias por intentar comprenderme y no me odies, que ya me basta con odiarme a mi mismo por haber perdido tu luz, tu dulzura, tu amor…

(Pacegapoet)