miércoles, 20 de febrero de 2013 | By: Abril

No me mandes cartas de amor

No, no quiero tus abrazos codificados en lenguajes que me son ajenos. ¿Por qué insistes en comprimir tus besos en sórdidos archivos informáticos que corrompen mis sentidos? Me hieren de muerte tus caricias virtuales y detesto que me susurren los labios recargables del iphone que me regalaste.
 
Resígnate, cielo, no insistas, mis ojos no saben encontrar tu luz bajo una nube de megas. He desconectado el antivirus para que me contagies tus gozos, tus penas, tus sueños y querencias. No estoy hecho para acariciar teclados y no anhelo más redes que las que trenzan tus cabellos. Desagrégame de tus amigos. No quiero tener Nombre de Usuario.

Soy incapaz de memorizar más contraseñas, y tan sólo una permanece en mi recuerdo: el fugaz roce de tus pies bajo las sábanas. Allí, bajo ellas, mientras tus piernas me apresan, ansío entonces, y sólo entonces, descifrar tus secretos. Soy un criptógrafo frustrado por tu larga ausencia.

No me escribas cartas de amor, te lo ruego, y si has de hacerlo, hazlo de tu puño y letra para mostrarme, al menos, el temblor de tus dedos cuando mis manos no encuentran. Pon fin a mi suplicio y vuelve pronto, pequeña, que me estoy apagando sin tu litio entre mis venas.

(Víctor)