sábado, 8 de junio de 2013 | By: Abril

Otro amanecer sin ti



 
Penitenciaria nacional de Picaleña
1er turno
Garita No 22 , muro externo, 5:36 am
Julio 24 de 1999

Ver como  empiezan a languidecer las últimas sombras de la noche en un parcial y absoluto desfallecer sin remedio de esta incesante penumbra, es algo que no logra colmar mi satisfacción….
Vivo otro amanecer sin ti, en el fracaso, al sentirme algo evocado en esta totalitaria inexistencia de no poder sentir tocarte. Y si estar envuelto en esta seca ilusión de no poder sentir un abrazo, al no hallar en la dimensión de mis pensamientos lo que me trasmiten tus desafiantes miradas, porque sólo creo que viviré eternamente condenado a vivir de una perenne y etérea frustración, de que en mi vida vacía y sin sentido, estas miradas jamás existan.
El estar desvalido, por no poder recordar en cada intento fallido la textura, el color, y el dulce perfume del lazo que envuelve tu cabello, porque este destino al parecer ha privado a mis ojos de verlo y  ha privado a mis manos de jamás, jamás tocarlo… El no poder extrañarte, sólo porque tal vez en este momento definitivo, asumo que otro amanecer sin ti, es tener la certeza  de que soy sólo para ti un ser anónimo  y desconocido, que a este implacable destino al parecer no le interesa ponerme en el cruce de tus miradas.
Otro amanecer sin ti, si es otro frío amanecer. Es este frío amanecer en el que nuevamente sin ti me encuentro de pie, en la soledad de esta inhabitada garita, y a través de esta gran ventana, observo  en un agudo, largo y completo silencio, la belleza de este fugaz amanecer, donde el imponente sol comienza a proveer el cielo de sus primeros rayos de luz de oro. Y en su mágico efecto produce extraños matices en el cielo que  los palcos de nubes en él, parecen  pinceladas y lo hacen arder como un rojo candente y deliberadamente vivo. Disfruto el resultado de este instante. Mi corazón y mis pensamientos me reclaman, lanzando un lamento de soledad sustentada por un gran anhelo que no se concreta precisamente en respuestas. Sigue transcurriendo  en lo lento y absoluto de esta basta monotonía, el pasar de este amanecer, sólo y sin ti. Mientras mis sentidos  disfrutan de este momento sin tu compañía, de este soñado amanecer, con tu ausencia, sólo pienso en que tal vez en estos cruciales momentos, tú te encuentres sumergida en el letargo de un frágil sueño. Puedo imaginarte en la metáfora de las fantasías que anhelo: quiero ser el eterno testigo y guardián en el despertar de tus amaneceres, para que así me puedas llenar tal vez de alguna falsa ilusión, sin importar lo lejos que estés de mí.
Mientras tanto, los días pasan sin mi consentimiento, sumidos en la imposibilidad  que me despedaza cada vez sin que te des cuenta de que pasa otro rotundo amanecer sin ti, sin que puedas ver mis inexistentes señales, porque ante ti  tal vez hay alguien distrayéndote en tu camino, gozando de lo elocuente de tus sonrisa, del dulce sabor de tus labios, de tu profunda mirada, o  de ser el dueño absoluto de tu corazón. Mi egoísmo dice reclamarlo como suyo; dice que por legitimo derecho: le corresponde, pero que en este abismo que nos separa a los dos, hay algo mucho más fuerte: este maldito destino  que al parecer está empecinado en demostrarme su negligencia, y que sin  objeción alguna, no hará nada para juntarnos.
Y mientras trasciende el tiempo,  me veré resignado a habitar en esta espera, y a pensar en ti  como la silueta de una vana ilusión que se desvanece, cada vez que asome el alba. La observo nuevamente, mientras mi esperanza se desvanece, fragmentándome toda el alma. Y siempre se  verá reflejada en mis ojos de color negros, oceánicos, y extintos, habitando en ellos, día tras día, otro de estos rotundos amaneceres sin ti.
(Marlon Jair Moya Perlaza)

1 comentarios:

Escritos Etéreos dijo...

preciosas palabras, hermoso blog